
martedì, marzo 31, 2009
mercoledì, marzo 18, 2009
mercoledì, marzo 11, 2009
martedì, marzo 03, 2009
giovedì, febbraio 19, 2009
martedì, febbraio 03, 2009
sabato, gennaio 31, 2009
mercoledì, gennaio 14, 2009
volantes troche & moche
mercoledì, dicembre 24, 2008
Troche & Moche

Salió la revista Troche & Moche: historieta de acá que es algo así como la tercera revista de historietas bahienses en la historia, la hace mi hermano pedro, vale 3 pesitos y si vivís medio de pasada u ofrecés tereré te la llevamos a tu casa.
Aquí la tapa, a cargo del gran Mauro Giolitti. Adentro hay muchas historietas de mi hermano, mías y de algunos historietistas más, todos bahienses.
sabato, dicembre 13, 2008
venerdì, dicembre 05, 2008
domenica, novembre 30, 2008
domenica, novembre 23, 2008
sabato, novembre 15, 2008
venerdì, ottobre 24, 2008
sabato, ottobre 18, 2008
giovedì, ottobre 09, 2008
venerdì, ottobre 03, 2008
sabato, settembre 27, 2008
Indigestión
venerdì, settembre 19, 2008
giovedì, settembre 11, 2008
venerdì, settembre 05, 2008
lunedì, settembre 01, 2008
domenica, agosto 03, 2008
sabato, luglio 26, 2008
Génesis

Al principio fue el caos y después, gracias a dios, vino el cosmos. Y fue el mismo dios quien creó animales y plantas para que habitaran el mundo y le dieran vida. Y creó también al hombre.
Pero cuando vio dios que el hombre estaba más tranquilo que él, creó el mosquito.
Y sintió el hombre que el mosquito le molestaba. Entonces, creó la palmeta.
Dios vio que la palmeta era buena, y se compró una.
Vio el hombre empero que la palmeta era rentable, que podía ganar el pan sin trabajar la tierra. Y subió los precios.
Y como vio dios que la palmeta era cara la guardó para ocasiones especiales, y recién entonces notó el hombre que no le alcanzaría el tiempo para trabajar la tierra, ocuparse de los quehaceres del hogar y encima darle nombre a las cosas; y pidió a dios que el día tenga treinta horas.
Y sabiendo este que aquello aumentaría en un 25% su jornada laboral, quiso que existiera otro dios. Y le dijeron que no. Entonces, prefirió darle al hombre una compañera para que le ayude.
Y así el hombre puso nombre a las cosas. Le puso a la silla silla y al caballo caballo.
Y pensó él que las cosas eran muchas y anotó cada nombre en un cuaderno con su significado. Y creó el diccionario.
Y como Dios vio que el diccionario era bueno, quiso tener el suyo. Y separó las malas palabras de las buenas.
Y como viera la mujer que el hombre, empecinado en dar nombre a las cosas, no llevaba alimento al hogar, tuvo que comer del árbol prohibido. Entonces supo que estaban desnudos y fue corriendo a avisarse al hombre. Y se vistieron.
Dios los vio y se enojó. Y dijo al hombre: sufrirás y trabajarás mucho hasta que vuelvas a la tierra, porque del polvo vienes y en polvo te convertirás.
Y comprendió la mujer el sexo.
Comprendió en cambio el hombre la precariedad de su existencia. Y al no notar una diferencia esencial entre él y las demás entidades de la tierra, decidió que también merecía un nombre: se llamó a sí mismo Adán y a su compañera Eva. Y fue corriendo a contarle.
Y supo Eva entonces que Adán no había comprendido el sexo. Y le explicó.
Y vio dios que el sexo era sucio, que era chancho, incómodo, que disfrutaban en lugar de sufrir. Y los echó del Edén.
Y afuera tuvieron dos hijos idénticos que llamaron Caín y Abel, y para diferenciarlos educaron al uno mal y al otro bien.
Caín y Abel se pelearon. Y perdió Abel. Y fue creciendo con los años el mal sobre la tierra.
Y como dios vio que eso no era bueno, provocó un diluvio para extinguirlo. Y se fueron los mosquitos.
Salvado solo Noé de aquel gran diluvio y estando solo y aburrido en el mundo, comenzó a poner nombre a las cosas.
Y llamó a la silla gato y al caballo termo.
Y vio dios que Noé se equivocaba, y le regaló el diccionario.
Pero cuando vio dios que el hombre estaba más tranquilo que él, creó el mosquito.
Y sintió el hombre que el mosquito le molestaba. Entonces, creó la palmeta.
Dios vio que la palmeta era buena, y se compró una.
Vio el hombre empero que la palmeta era rentable, que podía ganar el pan sin trabajar la tierra. Y subió los precios.
Y como vio dios que la palmeta era cara la guardó para ocasiones especiales, y recién entonces notó el hombre que no le alcanzaría el tiempo para trabajar la tierra, ocuparse de los quehaceres del hogar y encima darle nombre a las cosas; y pidió a dios que el día tenga treinta horas.
Y sabiendo este que aquello aumentaría en un 25% su jornada laboral, quiso que existiera otro dios. Y le dijeron que no. Entonces, prefirió darle al hombre una compañera para que le ayude.
Y así el hombre puso nombre a las cosas. Le puso a la silla silla y al caballo caballo.
Y pensó él que las cosas eran muchas y anotó cada nombre en un cuaderno con su significado. Y creó el diccionario.
Y como Dios vio que el diccionario era bueno, quiso tener el suyo. Y separó las malas palabras de las buenas.
Y como viera la mujer que el hombre, empecinado en dar nombre a las cosas, no llevaba alimento al hogar, tuvo que comer del árbol prohibido. Entonces supo que estaban desnudos y fue corriendo a avisarse al hombre. Y se vistieron.
Dios los vio y se enojó. Y dijo al hombre: sufrirás y trabajarás mucho hasta que vuelvas a la tierra, porque del polvo vienes y en polvo te convertirás.
Y comprendió la mujer el sexo.
Comprendió en cambio el hombre la precariedad de su existencia. Y al no notar una diferencia esencial entre él y las demás entidades de la tierra, decidió que también merecía un nombre: se llamó a sí mismo Adán y a su compañera Eva. Y fue corriendo a contarle.
Y supo Eva entonces que Adán no había comprendido el sexo. Y le explicó.
Y vio dios que el sexo era sucio, que era chancho, incómodo, que disfrutaban en lugar de sufrir. Y los echó del Edén.
Y afuera tuvieron dos hijos idénticos que llamaron Caín y Abel, y para diferenciarlos educaron al uno mal y al otro bien.
Caín y Abel se pelearon. Y perdió Abel. Y fue creciendo con los años el mal sobre la tierra.
Y como dios vio que eso no era bueno, provocó un diluvio para extinguirlo. Y se fueron los mosquitos.
Salvado solo Noé de aquel gran diluvio y estando solo y aburrido en el mundo, comenzó a poner nombre a las cosas.
Y llamó a la silla gato y al caballo termo.
Y vio dios que Noé se equivocaba, y le regaló el diccionario.
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